lunes, 14 de febrero de 2011

El segundo perfecto...


Por fin terminaron los exámenes de la facultad y ahora vienen unas semanas de trabajo intensivo que al no ser obligatorio suena mejor, me refiero a la preparación de las diferentes categorías de los premios de la universidad de granada, mi mente es tan inquieta que no ha dudado en prepararse varias, desde poesía o narrativa pasando por fotografía hasta llegar a guión o escultura, todo se debe a mi incipiente ansia por crear algo nuevo y eso me ha hecho llenar la casa de pintura, cachivaches, posits y bocetos de pequeñas ideas que espero que acaben siendo grandes. Es curioso como precisamente en esta semana me da la sensación de estar mas vivo que nunca, como no lo había estado desde hace mucho, retorno a mi intención del eterno cambio para no caer en la rutina, a la búsqueda de mi propia perfección (imperfección, que Dadaísta) en las propias artes, aquí dejo mi propia autorreflexión para entrar en lo onírico y trataros un tema desde mi vista.

Revisando las fotos del ordenador me di cuenta hasta que punto podemos vivir algunos momentos y como de forma tan efímera se nos esfuman de la mente para quedarse en eso, simples trozos de papel o archivos digitales, sin duda uno podrá decir “tal día fue el mejor de mi vida, o “tal momento fue el peor” pero esa sensación con el paso del tiempo desaparece hasta ser solo un vago o nulo recuerdo, por lo que la mente nos da la rara sensación de saber juzgar que rango de apego le tenemos a ello, ya lo dicen el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos porque uno va echando de mas de lo antes echaba de menos o no. Hasta que ves la imagen y te preguntas cosas como ¿así empezó todo?, ¿tanto tiempo ha pasado de esto?, si lo pretendes en este tipo de situaciones puedes llegar a recordad con basto detalle todas las vivencias que recubren a esa foto, al igual que puede que halla fotos que no desprenden ninguna emoción y se recuerden como mero plástico superficial, en cualquier caso guardarlas hasta que pase mas tiempo es lo correcto de hecho algo que sucede muy a menudo es la creación de fotos para enseñar y ver; y la creación de fotos en las que atrapas emociones que deseas guardar para ti mismo, bonita paradoja el que esas emociones cambien con el tiempo al igual que las cosas cambian de lugar.

Este mismo post correrá el mismo destino, será algo que leeréis, a algunos/as les transmitirá mas a otros les trasmitirá menos pero al final acabará debajo de otro post mas limpio y con una capacidad de entretener y enseñar aun mayor, al menos que muera antes de escribir el próximo post, cosa que nunca se sabe… (solo bromeaba).

¿Se podría crear la situación o vivencia que perdure tal cual en la mente por el resto de nuestra vida?

Yo no sabría contestar…

Hoy atardece con buen sol en el albaycin, y la idea de irme a un pueblo abandonado a repoblarlo suena cada vez mas interesante.

jueves, 10 de febrero de 2011

Dichosa melancolia, pero eso ya no importa...

Te conocí anoche, mientras miraba la ventana ajena, eres mi nueva amante y no nos separaremos, eres quien acalla mis gritos noche tras noche, quien escribe su nombre en Orión, quien rasga las paredes y destroza ventanas. Me has arropado al levantarte, silbante, sedosa y silenciosa diste la impresión de ser el mejor ente que he conocido, me diste de desayunar algo nuevo, variado, sorprendente y sabias que no buscaba una sonrisa.
Poco a poco me levantaste y me animaste a tirar los últimos restos de droga, tabaco, alcohol y pensamientos, llenastes la bañera de agua caliente, demasiado caliente pero eso ya no importa..., pusiste en el lateral de la bañera, cuchilla, tijeras y jabón, un jabón rosáceo que al contacto entrelazado de tus manos con mi piel dejaba un aroma suave, como a jazmín, pero eso ya no importa....
Me cortastes las largas melenas, me desprendiste de mi barba, y al reflejo del agua empecé a parecer humano, ya no era un retrato, ¿quien fui estos 3 últimos años?, nada importante, algo superficial, pero eso ya no importa...

Cuando estuve limpio me ayudastes a levantarme, aunque dejé de notar debilidad, y salimos a la terraza, el sol daba en cada esquina, no recuerdo muy bien cuanto hacía que no lo veía, pero sé que no olía a mar, estaría, creo, cerca de las montañas. Fuimos hasta un barreño y me diste una caja, al abrirla, lágrimas de acero, madera y cables cayeron de mis ojos, tú, siempre tú, de forma audaz me limpiaste con las yemas de tus dedos.
No temas dijiste, con voz suave y pausada, eras casi una canción; solo tuvistes que soplar y prendiste una llama en el barreño, antes de quemar la caja, volví a verla, a intentar comprender aquello que había dentro, era algo único, pero eso ya no importa....

¿Por qué haces todo esto? - pregunté.

Por la noche solo gritabas, y mostrabas tu agonía al mundo pero no hacías nada para remediarlo, te regocijabas en el dolor y pensabas que lo tuyo era único y no tenía remedio, eras un accidente.
Cuando se rompió el cristal supe que te habían herido y que no había palabras de por medio, así que yo te di luz, para que empezaras a creer de nuevo, te di agua para limpiar tus heridas, y viste que algunas estaban ya cerradas, la suciedad no te dejaba verlo, te corté el pelo, las barbas y te mostré en el reflejo así empezarías a recordar que una vez no sufristes, que no has de temer a todo y que puedes volver a sonreír, finalmente te di la caja, solo tú sabes lo que contiene y en qué forma te ata y por eso la quemastes, con fuego, con otra forma de luz y calor.
Hago todo esto para que puedas caminar, para que cuando la luz se vaya sepas buscarla por ti mismo, recuerda que cada estrella en la noche es un gran sol que ilumina otros planetas.


PD: el cuadro es La Mariée ("The Bride") de Marc Chagall.